La crisis del café y el terremoto de 1999 llevaron a Quindío, Risaralda y Caldas a repensar sus economías. Turismo, agroindustria, confecciones, guadua y conocimiento, las nuevas opciones.
En los últimos 10 años, los departamentos del eje cafetero han tenido que afrontar un cambio dramático en sus economías. Primero fue la caída en el ingreso cafetero. Luego vino el terremoto del 25 de enero de 1999, que dejó 1.185 víctimas mortales y 159.000 personas sin casa. Estas dos circunstancias han sido una prueba de fuego para los líderes empresariales y políticos de la región, que han tenido que repensar el modelo de desarrollo de sus departamentos para diversificar sus economías. De acuerdo con el Centro de Estudios Regionales Cafeteros y Empresariales (Crece), entre 1998 y 2001 la crisis cafetera generó la pérdida de 63.358 empleos en el eje, y un descenso en la producción de la economía regional de $484.700 millones.
Aunque los cambios de modelo se habían pensado en cada departamento, el terremoto ha hecho que se tome una mayor conciencia de región, y ha logrado que haya esfuerzos de coordinación entre los gobiernos municipales y los líderes gremiales de Armenia, Pereira y Manizales en torno a temas críticos como la Autopista del Café y el Túnel de La Línea, y a proyectos de desarrollo regional, como el turismo. Estos esfuerzos, aunque incipientes, son un gran avance frente a los períodos de incomunicación que hubo en la zona.
La diversificación consiste, en general, en el impulso a la agroindustria, la producción de café con mayor valor agregado y el estímulo a la reforestación y la producción de guadua. Pero cada departamento tiene una vocación particular, a partir de la infraestructura que ya tenía montada en diferentes áreas.
Fuente: https://www.dinero.com/edicion-impresa/especial-comercial/articulo/eje-cafetero-alla-del-cafe/2610
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